ESCULTURA EUROPEA DE SIGLO XX

 

La mayor parte de las esculturas realizadas en el siglo XX difieren radicalmente en forma y contenido de las de épocas anteriores. En algunos casos son producto de investigaciones en la misma dirección que las de la pintura y comparten la misma denominación, como en el caso del cubismo, futurismo, constructivismo, dadaísmo y surrealismo, por mencionar sólo algunas. Entre las influencias dominantes que recibieron los escultores europeos de comienzos del siglo XX pueden citarse la del arte primitivo y la escultura de África y Oceanía, pues muchas de dichas obras se exponían en los museos de Ciencias Naturales de Francia y Alemania.

Escultura biomórfica. Brancusi y Modigliani

Constantin Brancusi, nacido en Rumania, llegó a París en 1902; obras como Figura antigua (1908, Instituto de Arte, Chicago) y El beso (1908, Museo de Arte, Filadelfia) evidencian su admiración por el arte antiguo y primitivo. En El beso, siguiendo su propósito de "dar al espectador puro disfrute", demuestra además un ingenio juguetón, igual que en el Torso de un joven (1924, Museo Hirshhorn, Washington D.C.) y la obra de tipo totémico Adán y Eva (1912, Museo Guggenheim, Nueva York). Está claro que las dos últimas esculturas, a pesar de su apariencia abstracta, están basadas en los órganos sexuales femenino y masculino. La reducción de las formas a lo esencial y su habilidad para extraer la belleza intrínseca de los materiales ya fuera madera, piedra o metal que logró Brancusi ejerció una profunda influencia en los escultores del siglo XX. También trabajó en París el italiano Amedeo Modigliani y allí, a instancias de Brancusi, estudió el arte primitivo y el cicládico (arte originario de las isla Cícladas). Entre 1909 y 1914 realizó esculturas en piedra caliza como Cabeza de mujer (1912, Centro George Pompidou, París) que, inspirada en el arte cicládico, influyó a su vez en su modo de pintar.

Escultura de Constantin Brancusi

El escultor Constantin Brancusi simplificó sus temas escultóricos, reduciéndolos a su forma más pura y básica. Está considerado como un precursor de la escultura abstracta moderna debido a que estuvo más interesado en la forma interior de su obra que en su apariencia exterior.

 

Escultura cubista. Picasso

El arte africano jugó un papel muy significativo en el desarrollo del cubismo del pintor francés Braque y del español Picasso. De hecho, Picasso realizó algunas pequeñas tallas en madera en 1907 que evidencian la influencia de las máscaras africanas. Influido también por la escultura ibérica, ejecutó algunas obras en bronce con rostros que parecen máscaras, como Cabeza de un toro (1943, Museo Picasso, París); en ellos se aprecia la evolución del estilo cubista que desarrollaba de manera simultánea en pintura. Una mayor distorsión puede verse en Cabeza de mujer (c.1909, Galería de Arte Albright-Knox, Buffalo, Nueva York) cuyos rasgos faciales contraídos la convierten en la primera escultura auténticamente cubista de Picasso. En los años siguientes hizo numerosas construcciones y esculturas que pueden considerarse cubistas, como la Guitarra (1912, Museo de Arte Moderno, Nueva York) de chapas metálicas y alambre, y la obra en madera Vaso de vino y dado (1914, Museo de Picasso, París). Sin embargo, sus obras posteriores están más dentro de la línea figurativa tradicional, como el bronce Hombre del cordero (1944, Museo de Arte de Filadelfia).

Continuadores del cubismo

Durante las primera décadas del siglo XX muchos de los escultores que trabajaban en París se vieron influidos por el cubismo, como Raymond Duchamp-Villon, Alexander Archipenko y Jacques Lipchitz. Todos ellos trabajaban estilos en cierta medida figurativos, enfatizando los planos volumétricos, como puede verse por ejemplo en el Marinero con guitarra de Lipchitz (1914, colección del artista).

Escultura constructivista

El constructivismo, que da prioridad a la dinámica del espacio escultórico sobre lo estático de la masa, fue una tendencia nueva que se desarrolló sobre todo en Rusia. Su fundador, inspirado en sus comienzos por la obra de Picasso, fue Vladimir Tatlin; alcanzó gran renombre con la maqueta en espiral de madera, hierro y vidrio para su Monumento a la III Internacional (1919-1920, Museos Estatales Rusos, San Petersburgo). Hacia esa misma época los hermanos Naum Gabo y Antoine Pevsner también se dedicaban a la escultura constructivista en Rusia, pero el vanguardismo de su obra no gustaba al régimen comunista y por ello emigraron y extendieron sus ideas por la Europa occidental y Estados Unidos.

Escultura dadá y surrealista

Durante los años de la I Guerra Mundial el artista dadá Marcel Duchamp expresaba su nihilismo estético seleccionando objetos industriales, que luego utilizaba como esculturas y a los que denominaba ready-mades. Duchamp consideraba temas artísticos objetos como secadores de botellas, palas para quitar la nieve y urinarios. El énfasis que los dadaístas ponían en el papel de la casualidad, la suerte y la inconsciencia en la creación del arte, como en la obra de Duchamp Tres zurcidos patrón (1913-1914, Museo de Arte Moderno), influyó en el movimiento surrealista que se desarrolló con posterioridad.

El artista francés Jean Arp utilizó la casualidad en varios relieves en madera pintada a los que dio títulos ingeniosos y sugestivos. Sin embargo, es más conocido por sus esculturas abstractas posteriores, de formas biomórficas redondeadas, que denominó concreciones, como por ejemplo Concreción humana (1935, versión en piedra, 1949, Museo de Arte Moderno). El pintor nacido en Alemania Max Ernst, al igual que Arp, fue un pionero del dadá y del surrealismo; su Espárrago lunar (1935, Museo de Arte Moderno), obra deliciosa en escayola, representa dos figuras alargadas como si fueran plantas. El escultor suizo Alberto Giacometti dio forma a sus fantasías en obras inquietantes como la construcción El palacio a las cuatro de la madrugada (1932-1933) y el bronce Mujer con la garganta cortada (1932), ambas en el Museo de Arte Moderno. Frecuente colaborador de Duchamp y también relacionado con el dadá y el surrealismo, fue el artista estadounidense de nacimiento Man Ray, cuya obra queda bien ilustrada con el fascinante Objeto para ser destruido (1923, destruido en 1957) consistente en un metrónomo con una varilla oscilante en la que había adherida una fotografía de un ojo.

Coquille Baillante

Coquille baillante es una escultura biomórfica realizada por el escultor y poeta dadaísta francés Jean Arp. Creada en mármol, es una copia de una escayola o yeso original. Arp, que fue uno de los primeros escultores en crear formas de este tipo, las denominó 'concreciones'.

 

Escultura futurista

Otra de las direcciones que tomaron los escultores de vanguardia del siglo XX fue la del futurismo, estilo surgido en Italia que hace hincapié en la expresión del movimiento en el arte. Uno de sus principales exponentes, Umberto Boccioni, realizó bronces muy originales como Desarrollo de una botella en el espacio (1912) y Formas únicas de continuidad en el espacio (1913), ambas en el Museo de Arte Moderno.

Escultura figurativa

A pesar de las tendencias de los nuevos estilos, numerosos escultores europeos continuaron trabajando dentro del estilo figurativo a principios del siglo XX, cada uno con distintas formas características, aunque la mayor parte giraba sobre la figura humana. En Francia, Aristide Maillol volvió al sosiego clásico con bronces impresionantes de figuras femeninas. Una de estas obras, Acción en cadena (1906, Museo Nacional de Arte Moderno, París) es un torso femenino que demuestra el perfecto equilibrio, característico de Maillol, entre tensión y relajación. Al igual que Maillol, el artista francés de nacimiento Gaston Lachaise que más tarde emigraría a Estados Unidos también hizo de la figura femenina su vehículo de expresión, dotando a sus esculturas de una enorme gracia y delicadeza a pesar de las descomunales proporciones de sus torsos. El pintor francés Henri Matisse también llevó a cabo varias series de figuras en bronce con diferentes grados de distorsión que expresan tensiones musculares internas.

En Alemania Wilhelm Lehmbruck realizó figuras alargadas que transmiten sosiego, recogimiento y resignación. Por el contrario, la obra del también alemán Ernst Barlach es más expresionista; elegía temas modestos e ilustraba un amplio espectro de emociones que iban de la alegría, como en Hombre cantando (1928, colección privada, Alemania) a la venganza, como en El vengador (1914, Museo Hirshhorn, Washington, D.C.). Los escultores escandinavos más importantes fueron el sueco Carl Milles y el noruego Gustav Vigeland; ambos crearon figuras alegóricas para fuentes y otros monumentos públicos en sus respectivos países de origen. Milles también vivió en Estados Unidos e hizo fuentes en Nueva York, Saint Louis, Missouri y otras ciudades estadounidenses. El escultor de origen polaco Elie Nadelman, después de estudiar en París, emigró a Estados Unidos donde realizó figuras en bronce de suaves contornos y volúmenes simples, como Hombre al aire libre (c. 1915, Museo de Arte Moderno, Nueva York). Jacob Epstein, nacido en Estados Unidos y afincado en Londres, alcanzó fama internacional con retratos figurativos en bronce cuya característica principal es las superficies toscas e irregulares que confieren gran expresividad a sus obras.

Pero el más importante de los artistas ingleses modernos, y tal vez el escultor más sobresaliente del siglo XX, fue Henry Moore. En sus inicios su obra estaba influida por la escultura precolombina, lo cual queda patente si se comparan la escultura en piedra maya-tolteca del dios de la lluvia Chac, llamada Chacmool (c. 1000, Museo Nacional de Antropología, Ciudad de México), con su escultura Figura reclinada (1929, Museo Municipal, Leeds). Durante toda su vida Moore trabajó el tema de la figura femenina yacente, que siempre representó con gran frescura y originalidad. Muchas de sus elegantes obras monumentales están concebidas para colocarse al aire libre. Otra escultora inglesa de talla internacional es Barbara Hepworth que, aunque trabajó por lo general dentro de un estilo orgánico próximo a la abstracción, tiene algunas esculturas sobre la figura humana, como Grupo II (Evocación) (1952, Colección Margaret Gardner, Inglaterra).