REALISMO

 

Hacia mediados del siglo XIX, el pintor francés Gustave Courbet rechazaba tanto el neoclasicismo como el romanticismo y proclamaba un movimiento individual llamado realismo. No le interesaba la pintura histórica, ni los retratos de los gobernantes, ni los temas exóticos, pues creía que el artista debía ser realista y pintar los acontecimientos cotidianos de la gente común. El entorno elegido para muchos de sus lienzos fue Ornan, su villa natal en el levante francés; allí retrató a obreros construyendo una carretera, a ciudadanos asistiendo a un funeral, o a hombres sentados alrededor de la mesa escuchando música y fumando. Aunque no existía ningún movimiento artístico realista formal, la obra de algunos pintores del siglo XIX presenta tendencias que pudieran ser identificadas como tales. Honoré Daumier, más conocido por sus litografías, pintó pequeños lienzos realistas sobre la vida en las calles de París y en algunos casos se tacha de social-realista a Jean-François Millet, de la Escuela de Barbizon.